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jueves, 7 de noviembre de 2013

Cada uno tiene el equipo que se merece

¿Has tenido que trabajar con algún empleado conflictivo?¿Qué hay que hacer cuando un empleado nos da problemas?¿La mejor solución es llegar al despido?¿Se puede reconducir la situación?¿Cómo se llega a ciertas situaciones?

En una empresa conviven perfiles dóciles, conflictivos, trabajadores, perezosos, que siempre están dispuestos, que nunca lo están, nerviosos, impacientes, calmados…

Hablemos de los conflictivos.

Un empleado conflictivo se caracteriza por tener un bajo nivel de compromiso, un desempeño por debajo de la media, relaciones distantes y normalmente conflictivas con otros miembros del equipo.

El principal problema es que no rinde de forma adecuada y crea mal ambiente. La inversión que la empresa hace en el empleado no tiene retorno llegando incluso a perjudicar sus intereses.

Lo más habitual es que un empleado no comience siendo conflictivo. Por el camino ocurren sucesos que mantenidos en el tiempo terminan degenerando el desempeño de las personas.

Vaya por delante que detrás de un empleado conflictivo es habitual que exista falta de liderazgo.

Posibles causas:

  •   El empleado se acomoda con el tiempo.
  •   Entiende mal su veteranía.
  •   Ímpetu sin control (habitual en juniors).
  •   Problemas personales.
  •   Falta de formación.
  •   Nivel elevado de exigencia en relación al perfil.
  •   El empleado piensa que está mal pagado.
  •   Promesas y expectativas no cumplidas (“juguetes rotos”).
  •   Miedo a los cambios, a lo nuevo.
  •   Etc…

El factor tiempo suele ser protagonista y es frecuente que exista un problema de relación con el jefe, los compañeros o los clientes.

En relación al problema, se dan las siguientes situaciones:
  •   No se detecta.
  •   Se detecta muy tarde.
  •   Se detecta pero no se soluciona.

Puede que “heredes” un equipo o que lo lideres desde hace tiempo. En mi opinión eso no es determinante. Cada uno tiene el equipo que se merece.

¿Qué podemos hacer si tenemos una persona conflictiva en nuestro equipo?

En la dirección de personas no existen recetas mágicas y menos aun únicas.

Lo peor ante un empleado conflictivo es la pasividad. Muchas personas se vuelven conflictivas por la inoperancia de su jefe.

Algunas acciones que debes emprender:

  1. Mantén una entrevista con el empleado. Entiende primero por qué mantiene esa actitud ¿Pregunta si le pasa algo? Sin prejuzgar.
  2. Sé paciente ¿Te has ganado previamente su confianza  para que te cuente, de verdad, todo lo que le pasa?
  3. Expón lo que supone su actitud y comportamiento para el proyecto que lideras ¿Le has hecho partícipe de los objetivos que tiene el proyecto al que pertenece?
  4. Deja claro qué esperas de él de la forma más específica posible. Pregúntale cómo puedes ayudarle para que cumpla el objetivo.
  5. Si la situación la has heredado, sé claro y dile cómo te afecta a ti y al equipo. Aporta argumentos por los cuales debería cambiar. El proyecto actual no tiene que pagar errores pasados.
  6. Si tiene problemas personales (y te los quiere contar) relaja tu nivel de exigencia. Puede que se esté separando, que tenga un familiar cercano enfermo, problemas económicos… Ayúdale en la medida de lo posible.
  7. Concreta una nueva entrevista con el empleado para hacer seguimiento de la situación. Deja que hable él primero. En esta segunda reunión, sé firme y claro en tus conclusiones.


A partir de aquí puede ocurrir que la situación mejore. Si es así, perfecto. Estamos reconduciendo un problema. 

Si la situación no mejora porque el empleado no ha hecho cambios en su comportamiento, tendrás que repetirle (ilustrando con ejemplos) lo que supone para el proyecto su “estancamiento”, pidiéndole de nuevo un compromiso de cambio y ofreciendo una vez más tu ayuda. También aclararemos que la necesidad de cambio es más acuciante en el tiempo.

Simplificando mucho, si en sucesiones entrevistas el problema persiste habrá que tomar medidas que pueden ir desde la reubicación dentro de la compañía (a veces es la solución) hasta la desvinculación del empleado.

Llegados a este punto, quiero resaltar que, en estos casos, las desvinculaciones no son caras ni baratas, son rentables si hacemos bien nuestro trabajo hasta llegar a ese punto.

Una empresa que no desvincule a un trabajador en las circunstancias descritas porque es “es caro de echar”, ahorrará a corto plazo unos euros pero estará “tirando” muchos más mientras ese empleado siga estando en plantilla.

Contrata managers que se anticipen a los problemas, que tengan olfato para detectar este tipo de problemas, que trabajen cerca de sus equipos, que sepan ganarse su confianza así como premiar,castigar y agradecer.

El arte está en saber moverse entre el perfil de jefe instructor y paternalista en su justa medida.

Cada uno tiene el equipo que se merece.

Francisco Galán.